“Nena
Daconte se había dado cuenta en el baño de que tenía manchas de sangre en la
blusa y la falda, pero no intentó lavarlas. Nena Daconte ingresó a las 9:30 del
martes 7 de enero, según lo pude comprobar años después en los archivos del
hospital. No tuvo tiempo de volver a pensar.
Cuando salió del hospital, ni siquiera se dio cuenta de que estaba
cayendo del cielo una nieve sin rastros de sangre, cuyos copos tiernos y
nítidos parecían plumitas de palomas, y que en las calles de París había un
aire de fiesta, porque era la primera nevada grande en diez años”.
Estefanìa Brandàn
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